Las mejores formas de proteger la audición son evitar la exposición a sonidos fuertes, alejarse del ruido y bajar el volumen. Cuando estas opciones no son posibles, el uso de los protectores de oído (tapones de oídos u orejeras con protección auditiva) es lo más recomendable.
NORMATIVA: ANSI S3.19–1974 / EN 352-2:2002